CICLO DEL SUEÑO EN EL ADULTO MAYOR
“Solo hay una cosa que hace que un sueño sea imposible de lograr: el miedo al fracaso” Paulo Coelho.
El sueño, en la vida de una persona es de suma importancia, por ello el no poder concebirlo de la manera correcta, podría causar un desbalance en cualquier persona, por lo cual es de suma importancia que se lleve de manera correcta.
El envejecimiento representa numerosos retos para la salud, siendo el buen dormir uno de los principales. Dormir mal se relaciona con condiciones crónicas como la diabetes, la hipertensión y la demencia, y reduce significativamente la calidad de vida de las personas adultas mayores. Si bien es común que las y los adultos mayores experimenten cambios en la calidad y la duración del sueño, estos cambios se deben también a modificaciones en el reloj interno del cuerpo; con esto último nos referimos a los llamados ritmos circadianos, que son ciclos diarios de 24 horas y determinan los momentos en que las personas tienen hambre, así como la necesidad de dormir o estar alerta. (Aarón Salinas Rodríguez, 2024).
La importancia de un buen dormir no solo garantiza un descanso, si no miles de beneficios sin embargo a lo largo de la vida, el adulto mayor adquirió un proceso de sueño, en el cual adecuo su rutina a esta, a lo largo de los años, dentro de estas rutinas podría haber existido un mal dormir por lo tanto esto sería una alteración del sueño.
Factores que alteran el ciclo de sueño en personas adultas mayores
Las personas adultas mayores presentan alteraciones en el ciclo de sueño debido a diversos factores como
*Biológicos: Cambios en la estructura del ciclo de sueño, la producción reducida de melatonina y de la hormona del crecimiento, dolor agudo o crónico, enfermedades no controladas (infecciones urinarias y pulmonares, insuficiencia cardiaca, demencia, constipación, reflujo gastroesofágico, depresión, demencia y enfermedades de la piel), estrés y discapacidad (Carskadon, 2017).
*Socioeconómicos: Procesos de duelo, cambios de rol, problemas económicos, disponer de mucho tiempo libre después de la jubilación, soledad, hospitalización y vivir en casas de reposo o asilos (Pérez, 2010).
*Comportamentales: Horarios de sueño irregulares, siestas diurnas, uso de pantallas (televisión, celulares, tabletas, etcétera) cercano a la hora de dormir, consumo de tabaco, café, alcohol o chocolate previo a dormir, consumo de medicamentos (diuréticos, broncodilatadores, antigripales y hormonas tiroideas) e inactividad física.
*Ambientales: Niveles de ruido elevados, iluminación (para dormir se recomiendan lugares oscuros).
Por ello la recomendación para una mejora del sueño en el adulto mayor deberá ser: dormir en un lugar tranquilo en el que no haga demasiado calor o frío y tener una rutina relajante alrededor de la hora de ir a la cama pueden ayudar a aliviar los síntomas. Otras formas de estimular el sueño incluyen seguir estos consejos para un estilo de vida saludable:
*Evitar las comidas pesadas poco antes de acostarse. Un refrigerio ligero antes de ir a dormir puede ayudar.
*Evitar los estimulantes como la cafeína, por lo menos 3 o 4 horas antes de ir a dormir.
*Acostarse y despertarse a la misma hora todos los días.
*No ver televisión ni usar la computadora, teléfono celular o tableta en la habitación.
Las horas de sueño recomendadas para cada persona pueden variar. En el caso de las personas mayores de 65 años, se deben respetar un horario de unas 7-8 horas de sueño al día. Dentro de nuestras instalaciones existe una rutina donde el Adulto Mayor ha establecido una conciencia para poder conciliar el sueño de la manera correcta y efectiva, en donde el descansó sea lo fundamental para ellos.
