EL BUEN MORIR EN EL ADULTO MAYOR

“Agradezco todas sus atenciones, mi admiración y respeto para usted” (Osorio González 88 AÑOS).  

La muerte es un concepto que se genera desde el nacimiento, ya que es algo seguro dentro de esta existencia, siempre se habla de ello a manera de temor, por que no verlo desde otra perspectiva más realista y optimista. 

A lo largo de los años, se ha estudiado el concepto de muerte, por lo que todos refieren como término de la vida, la connotación aquí es porque no pensar en cómo murió, siempre se hace referencia a “que descanse en paz”. La realidad de un buen morir es aquella en la que se logra llegar al término de la vida, sin sufrimiento físico ni psicológico, por lo cual para llegar a esto debió haber existido una buena vida.

En algunos estudios realizados con pacientes se ha evidenciado la necesidad de tener respuestas para la selección del lugar de muerte, despedirse de los familiares y hacer rituales, así como la importancia de la planificación de los eventos posteriores a la muerte y el decidir con anticipación los tratamientos médicos, preparan a los pacientes y los ayudan a confrontar la muerte con una mente tranquila y consciente (Grueso, 2022). 

Es importante que el adulto mayor, se sienta tranquilo y sobre todo listo para cuando ocurra esta acción, todo esto va acompañado claramente por un vínculo estrecho y fuerte por parte de la familia, que fungirá como soporte para abordar esta situación, es conciso nombrar que no se sufre, más bien se agradece, porque la preparación ha sido fomentada y no negada, el familiar claro que se entristece pero existe la realidad del descanso en paz. La comunicación es fundamental para este proceso, se han descrito atributos para la preparación de la muerte como: La interacción entre el paciente, la familia y el equipo tratante, mediante la comunicación del pronóstico y la exploración de actitudes relacionadas con las decisiones al final de la vida; la aceptación, la conciencia y la transición en las actitudes hacia la muerte; el reconocimiento de la participación en la toma de decisiones al término y la planeación al final de la vida. 

Como cuidador, es de suma importancia la empatía con el adulto mayor, ya que, la atención, cuidado, cariño y la complicidad se vuelven parte de su rutina, en el Olmo nos encargamos de brindar esto a nuestros huéspedes, el cariño para ellos es inevitable, por lo cual me permito abrir mi corazón expresando y citando al siguiente autor: «Conozca todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana, sea apenas otra alma humana» Carl G. Jung. 

Como Psicóloga de El Olmo, he aprendido más de lo deseado, pero mejor aún he recibido amor, más del merecido, hoy expreso profundamente el agradecimiento a todos aquellos que han dejado huella en nosotros, el saludarte, escucharte, abrazarte e incluso enojarte, nos llena porque somos familia; mi amor y cariño para quienes no están más.
Mi respeto, amor y cariño a las familias. – En memoria de G. Osorio González, en mi corazón siempre; tu Psicóloga. 

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